La historia del adobe recupera diversidad de formas en este ladrillo. Cónicas, cilíndricas, semiesféricas, paralelípedas. Aparecen descritas por el arqueólogo José Imbelloni. En Perú hay vestigios de adobe cónico en las ruinas de Cupisnique (1000 ADC). En África Occidental, igualmente, adobe en forma de pera. La evolución de la técnica ha derivado en un formato rectangular estandarizado.
De igual modo, los sistemas de elaboración han transitado con el tiempo. En Colombia, se tiene información de tres sistemas: Uno emplea bueyes y caballos para amasar la tierra y gaveras en madera para secarlo al sol. Otro, recurre a pequeños tapiales en un proceso similar a la tapia. Por último, el más utilizado en la actualidad, es una prensa manual denominada Cinva-Ram.
Cada técnica ofrece posibilidades distintas que enriquecen el diseño
Basta con dejar que los materiales expresen su belleza por sí solos.
Resaltarlos, hacerlos notorios, llamar la atención con sus formas y texturas
es darle un lugar al lenguaje de la tierra.
La técnica del adobe ofrece un campo de innovación en las formas constructivas.
Bóvedas en adobe se construyen sin formaleta, recurriendo a un compás artesanal que da el radio en cualquier sentido.
El adobe puede convertirse en un elemento que aligera los espacios y rompe la monotonía del sistema constructivo predominante.
Se usan para levantar arcadas. Se obtienen partiendo en dos, desde el costado lateral más grande, un ladrillo crudo convencional.
Sobre las esquinas de un cuadrado, se disponen adobes escalonadamente para formar un arco. La columna es de tapia.
Guardan semejanza con la tapia al integrarse con la piedra del cimiento y hacer uso de esta como elemento protector.